Educación Preescolar
jueves, 6 de junio de 2013
La Educación Física Y Su Influencia En El Ámbito Preescolar
“La meta principal de la educación es crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas no simplemente de repetir lo que otras generaciones han hecho; hombres que sean creativos, inventores y descubridores. La segunda meta de la educación es la de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece". JEAN PIAGET
Lo primero, es determinar que se entiende por Educación Física. Podemos definirla como la pedagogía de las conductas motrices (Parlebas, 2001). Esta enseñanza de las conductas motrices, se desenvuelve en función de normas educativas entregadas por el educador.
La práctica de estos aprendizajes produce por lo general, una transformación y adaptación de las conductas motrices. Dicho proceso busca, la transferencia de aprendizajes (Parlebas, 2001) hacia otras áreas del conocimiento y desarrollo del hombre. Este área de la educación, debe buscar como finalidad abordar los ámbitos relacionados con lo afectivo, social, cognitivo y motor. Por lo tanto, debemos entender la Educación Física como esencialmente cooperativa, recreativa y participativa (Trigo, 1992)
A través de la Educación Física, diferentes aspectos de la vida del ser humano se van integrando en una red de relaciones que definen características especiales en cada persona. Debemos vivir y experimentar nuestra propia motricidad, de esa forma cada cual será capaz de enfrentar situaciones y sensaciones, tanto a nivel individual como grupal, que trascenderán en el tiempo, ya sea como experiencias positivas o negativas, según sus capacidades o limitaciones.
Todos necesitamos movernos para lograr el desarrollo de nuestras potencialidades biológicas, psíquicas y físicas. Cada aprendizaje, cada práctica es una nueva experiencia, que viene a complementarse con todas aquellas que se van adquiriendo a lo largo de nuestro crecimiento y desarrollo como seres humanos.
En cada etapa del crecimiento, existen habilidades y capacidades motrices que vienen determinadas desde que nacemos. Estas se desarrollarán de acuerdo a la estimulación y los aprendizajes motores que se vayan alcanzando, a través del medio familiar y educativo.
Las habilidades motoras, son aquellas que se relacionan con los movimientos de locomoción, manipulación y equilibrio, las cuales van avanzando naturalmente relacionadas a la edad de la persona. Por su parte, las capacidades motoras como la fuerza, resistencia, velocidad, flexibilidad, agilidad y potencia, al igual que las habilidades se desarrollan según la edad, pero además tienen la característica de que se pueden aumentar y perfeccionarse con la ejercitación continua.
En esta necesidad del niño de conocer y aprender en contacto con la exploración del medio y del movimiento, comienza a generar avances y adaptaciones de sus potencialidades físicas y mentales, estableciendo relaciones con los demás y su entorno inmediato.
A medida que crece, estos cambios van adquiriendo sentido de perfectibles, es decir tiene la capacidad de mejorarlos y perfeccionarlos de acuerdo a como se vayan ejecutando, ya que las experiencias motrices tempranas son fundamentales para lograr un mejor desarrollo de la motricidad.
La orientación del sentido y acción del movimiento, en el ámbito educativo preescolar, nos lleva a encaminar los aprendizajes de nuestros alumnos en un sentido más amplio, buscando la integración de diferentes aspectos que favorezcan y fortalezcan un desarrollo motor polivalente, relacionado con los siguientes principios:
- Consistencia, en cuanto adquirir y refinar las múltiples formas de movimiento.
- Constancia, en utilizar los movimientos adquiridos en una variedad de situaciones exploratorias y guiadas.
- Equivalencia, usando diferentes medios para alcanzar objetivos y nuevos desafíos de acciones motoras.
En esta etapa es fundamental canalizar los ejes metodológicos, en los procesos de aprendizajes motores por medio de los juegos. Esta es la principal herramienta que llevará a la Educación Física preescolar a ser exitosa. Cada niño desarrollará sus habilidades y capacidades motoras, mejorará sus técnicas de movimientos, cumpliendo un rol y función dentro de estos, a la vez que estará formando su propia personalidad en relación con sus pares y a la realidad que lo rodea.
El niño aprende a través del juego: explora, descubre, comunica, expresa, experimenta y sobre todo se integra, motivado sólo por la sensación de disfrutarlo.
Para lograr que los cimientos de la formación motora sean fuertes, es necesario relacionar otros ámbitos que la acompañan y fortalecen, como son:
- HABITOS, manteniendo una alimentación sana y balanceada.
- SALUD, mejorando el rendimiento de las habilidades y capacidades motoras.
- ERGONOMÍA, a través de una correcta utilización de los movimientos.
- EDUCACIÓN, con los aprendizajes cognitivos.
- RECREACIÓN Y JUEGOS, en la relación social con sus pares.
Estas cinco áreas presentes en el desarrollo motor, facilitarán una mejor Educación del niño favoreciendo su formación integral como persona. Cada niño se está formando, por lo tanto necesita las directrices suficientes, eficientes y eficaces para que esos aprendizajes sean complementarios e integrados.
De esta forma la Educación Física a nivel preescolar se hace presente, con la simple práctica del juego, que funciona relacionando diferentes aspectos del ambiente del niño, como su crecimiento, alimentación, relación afectiva y social con sus padres, compañeros y profesores, y la estimulación motriz y cognitiva. Mientras más se relacionen e interaccionen entre ellas, más favorable resultará la formación en los aspectos fundamentales y calidad de vida de los más pequeños.
Dichos aprendizajes motores, se producen cuando provocan un cambio duradero, cuando lo aprendido es transferible a situaciones nuevas, y en definitiva, es consecuencia de la práctica que se realiza a lo largo de la vida.
Enviado por:
Jocelyn Portugal V.
Profesora de Educación Física.
Universidad Santo Tomás
Jocelyn Portugal V.
Profesora de Educación Física.
Universidad Santo Tomás
miércoles, 5 de junio de 2013
Características generales del niño de preescolar
Desarrollo Psicológico en la edad
preescolar
Las destrezas que el niño ha adquirido a los 2
años de edad, le permiten desempeñar un papel mucho más activo en su relación
con el ambiente: se desplaza libremente, siente gran curiosidad por el mundo
que lo rodea y lo explora con entusiasmo, es autosuficiente y busca ser
independiente. La etapa preescolar se inicia alrededor de los 2 años, con el
surgimiento de la marcha y el lenguaje y se prolonga hasta los 5 o 6 años. Las
tareas principales en esta etapa son:
•
dominio de habilidades neuromusculares
• inicio
de la socialización
• logro
de la autonomía temprana
• inicio
de la tipificación sexual
•
desarrollo del sentimiento de iniciativa.
Desarrollo motor
El desarrollo motor mejora considerablemente en esta etapa. El desarrollo físico aumenta rápidamente durante los años preescolares sin diferencias importantes en el crecimiento de niños y niñas. Los sistemas muscular y nervioso y la estructura ósea están en proceso de maduración y están presentes todos los dientes de leche. Los niños muestran progreso en la coordinación de los músculos grandes y pequeños y en la coordinación visomotora. Podemos observar algunas características de este desarrollo en las siguientes conductas propias del niño de 2 a 4 años:
•
camina, corre, salta en dos pies, camina en punta de pies, sube y baja
escaleras.
• no
lanza bien pero no pierde el equilibrio
• no
ataja la pelota
•
comienza a abrochar y desabrochar botones
• copia
figuras geométricas simples
Desarrollo cognitivo
La creciente
facilidad que el preescolar adquiere para manejar el lenguaje y las ideas le
permite formar su propia visión del mundo, a menudo sorprendiendo a los que lo
rodean. Desarrolla su capacidad para utilizar símbolos en pensamientos y
acciones, y comienza a manejar conceptos como edad, tiempo, espacio. Sin
embargo, aún no logra separar completamente lo real de lo irreal, y su lenguaje
es básicamente egocéntrico. Todavía le cuesta aceptar el punto de vista de otra
persona. Piaget, quien es uno de los estudiosos más importantes del desarrollo
cognitivo, plantea que esta es la etapa del pensamiento preoperacional, es
decir, la etapa en la cual se empiezan a utilizar los símbolos y el pensamiento
se hace más flexible. La función simbólica se manifiesta a través del lenguaje,
la imitación diferida y el juego simbólico. En esta etapa, los niños comienzan
a entender identidades, funciones y algunos aspectos de clases y relaciones,
pero todo se ve limitado por el egocentrismo. Las principales características
del desarrollo cognitivo en esta etapa pueden reunirse en:
•
Desarrollo de la función simbólica, es decir de la capacidad para representarse
mentalmente imágenes visuales, auditivas o cinestésicas que tienen alguna
semejanza con el objeto representativo.
•
Comprensión de identidades: comprensión de que ciertas cosas siguen siendo
iguales aunque cambien de forma, tamaño o apariencia. El desarrollo y
convencimiento de esto no es definitivo pero es progresivo.
•
Comprensión de funciones. El niño comienza a establecer relaciones básicas
entre dos hechos de manera general y vaga, no con absoluta precisión. Esto
apunta a que su mundo ya es más predecible y ordenado, pero aún existen
características que hacen que el pensamiento preoperacional esté desprovisto de
lógica.
•
Centraje: el niño se centra en un aspecto de la situación, sin prestar atención
a la importancia de otros aspectos.
•
Irreversibilidad: si le preguntamos a un preescolar si tiene una hermana, puede
decir "si". Si le preguntamos si su hermana tiene un hermano dirá
"no".
• Acción
más que abstracción: el niño aprende y piensa mediante un despliegue de
"secuencias de la realidad en su mente".
•
Razonamiento "transductivo": ni deductivo, ni inductivo. Pasa de un
específico a otro no específico, sin tener en cuenta lo general. Puede atribuir
una relación de causa-efecto a dos sucesos no relacionados entre si.
•
Egocentrismo: un niño a esta edad se molesta con una mosca negra y grande que
zumba y le dice "mosca, ándate a tu casa con tu mamá". Piensa que
otras criaturas tienen vida y sentimientos como él y que puede obligarlos a
hacer lo que él quiere. Entre los 3 y los 6 años, el preescolar comienza a
dominar varios conceptos:
•
Tiempo: maneja cualquier día pasado como "ayer" y cualquier día
futuro como "mañana".
•
Espacio: comienza a comprender la diferencia entre "cerca" y
lejos", entre "pequeño" y "grande".
•
Comienza a relacionar objetos por serie, a clasificar objetos en categorías
lógicas.
El niño
demuestra que puede percibir características específicas como olor, forma y
tamaño y comprende el concepto general de la categorización. La capacidad
verbal juega aquí un rol muy importante para que el niño pueda calificar lo que
percibe. Los preescolares recuerdan, procesan información. En general se dice
que su capacidad de reconocimiento es buena y su recuerdo es pobre pero ambos
mejoran entre los 2 y los 5 años.
Desarrollo emocional-social
En el primer
período de esta etapa, se va consolidando el sentido de autonomía. La capacidad
para expresar sus necesidades y pensamientos a través del lenguaje les ayuda a
ser más "independientes". Comienzan a diferenciarse más claramente
del mundo. El conflicto básico a esta edad es, según Erickson, el de la
iniciativa, que les permite emprender, planear y llevar a cabo sus actividades,
versus la culpa por las cosas que quieren hacer. Esta culpa se debe en parte a
la rigidez del super yo. Los niños tienen que aprender a equilibrar el sentido
de responsabilidad y la capacidad de gozar la vida. Los niños comienzan a jugar
con pares a esta edad, pero si consideramos que su pensamiento es muy
egocéntrico, y que tienen dificultad para distinguir entre una acción física y
la intención psicológica que hay detrás de esa acción, podemos observar que
estos juegos se producen junto a otros, no con otros. Si bien, a finales de la
etapa comienzan a establecer relaciones de amistad verdadera, las relaciones
fundamentales son con sus padres.
Los niños
absorben valores y actitudes de la cultura en la que los educan. Van viviendo
un proceso de identificación con otras personas; es un aprendizaje emocional y
profundo que va más allá de la observación y la imitación de un modelo,
generalmente con el padre del mismo sexo. Se produce así en estos años, un
proceso de tipificación sexual en el cual los niños van captando mensajes de la
sociedad acerca de cómo se deben diferenciar niños y niñas. Los niños son
recompensados por comportamientos de estereotipos del género (masculino o
femenino) al que pertenecen, que los padres creen apropiados, y son castigados
por comportamientos inapropiados. Al mismo tiempo que el niño va aprendiendo a
través de la obediencia y el castigo, aprende a evaluar de acuerdo a las
consecuencias y va formando sus primeros criterios morales.
El preescolar
se mueve entre distintas fuerzas, se identifica, imita, aprende de modelos y
por otra parte busca diferenciarse, independizarse, desarrollar su autonomía.
Surge el negativismo y el oposicionismo en ésta, la edad de la obstinación. Los
niños son aún lábiles emocionalmente y su imaginación tiende a desbocarse.
Desarrollan fácilmente temores a: la oscuridad, los espíritus, los monstruos,
los animales. Es posible que a esta edad los niños hayan experimentado alguna
situación de miedo como perderse, ser golpeados o recibir una herida, o bien
han escuchado contar experiencias de miedo a otras personas. Muchas veces como
método para poner límites, los padres amenazan con algún efecto negativo a sus
hijos y esto crea inseguridad al igual que cuando los padres sobreprotegen a
sus hijos ya que les dan la sensación de que el mundo es un lugar peligroso. A
medida que los niños crecen y pierden la sensación de ser indefensos, muchos de
sus temores desaparecen.
En síntesis,
las características de la conducta del preescolar son:
•
Físicamente activo
•
Emocionalmente lábil, ambivalente
•
Obstinado, negativista
•
Acucioso en lo sexual
• Con
temores en aumento
• El
lenguaje y la función simbólica están en desarrollo
• Se
aprenden los hábitos de autocuidado
• Se
consolida el sentido de autonomía
• Se
desarrolla la iniciativa
El cumplimiento de estas tareas permitirá que el niño pueda,
posteriormente, adaptarse a la situación escolar.
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